domingo, 25 de enero de 2015

ULTRACAVITACIÓN: MODELAR TU CUERPO SIN BISTURÍ


Una de las últimas novedades en tratamientos reductores es la ultracavitación. De gran auge en estos momentos, esta técnica, también llamada liposucción sin cirugía, es una alternativa de vanguardia a las intervenciones quirúrgicas, un método no invasivo que permite eliminar los depósitos de grasa sin recurrir al bisturí, lo cual excluye los factores de riesgo propios de cualquier operación.



¿En qué consiste este método?
La ultracavitación es una terapia ultrasónica mucho más profunda y potente que los ultrasonidos convencionales. Consiste en generar microburbujas en el interior del tejido graso (cavitación), las cuales implosionan y estallan de manera precisa y sin dañar la micro circulación- haciendo que el adipocito libere su contenido, el cual es luego utilizado como fuente de energía por diversos tejidos corporales.
¿Cómo diferenciamos un equipo de ultrasonido convencional de uno de ultracavitación?
Para responder esta pregunta no hay mejor opción que remitirnos a las características físicas de la ultracavitación. Hay dos parámetros importantes a tener en cuenta:
La Frecuencia: es necesario que sea en kHz y cercana a los 40 kHz. Todas las células del cuerpo humano se movilizan con una determinada frecuencia. En este caso, la célula en cuestión, es el adipocito, el cual tiene una frecuencia de resonancia de entre 37 kHz y 45 kHz., de ahí la importancia de utilizar frecuencias cercanas a las del adipocito, para que las vibraciones predominen sobre éste.
La Potencia: es necesario que sea superior a los 40 W. Los ultrasonidos convencionales existentes en el mercado y utilizados por años a nivel mundial en rehabilitación son los que trabajan a 1 MHz (fisioterapia) y 3 MHz (estética). Los mismos generan una potencia de 30 W, la cual produce a nivel de líquido el conocido “efecto de cavitación”. La potencia tan baja causa una explosión en el líquido intersticial, generando las microburbujas y produciendo la ruptura de los adipositos.
La técnica de ultracavitación, al utilizar potencias superiores a los 40W – 45W, ya no produce explosiones, sino implosiones. Las implosiones tienen la particularidad de generar más energía y producir lo que se denomina “ondas de choque”, que son las que causan mayor ruptura en la membrana del adipocito y atacan mayor número de los mismos.
Se pueden hacer algunas pruebas para saber si está frente a un equipo de ultrasonido convencional o frente a un ultracavitador:
Prueba objetiva: Al poner gotitas de agua sobre el cabezal de un ultracavitador éste no responderá, al colocarlas sobre un cabezal de ultrasonido sí.
Si uno coloca unas gotitas de agua sobre el cabezal de un ultrasonido convencional que trabaje a 30 W, de 1 Mhz o de 3 Mhz, notará que las mismas se activarán, es decir formarán una copa de agua sobre el cabezal, incluso hasta podrían evaporarse, dependiendo del equipo y de los parámetros utilizados.
Por las características mencionadas anteriormente, la ultracavitación no tiene la posibilidad de movilizar líquido, por lo tanto al poner gotitas de agua sobre el cabezal de un ultracavitador, éstas no se activarán, ya que el efecto de la ultracavitación es exclusivamente sobre panículo adiposo, (tejido con poco contenido líquido en relación a otros). Además, su frecuencia, tan baja, no llega a movilizar “paquetes” de moléculas, si no moléculas independientes (de allí también la profundidad que alcanza).
Para probar un cabezal de ultracavitador debe utilizarse un medio más sólido que el agua, como lo es el azúcar o la sal. Una vez encendido el equipo y colocado el elemento sobre el cabezal, los granitos comenzarán a “saltar”. Esto es indicativo de que está frente a un equipo que realiza ultracavitación.
Prueba subjetiva: Con los ultrasonidos convencionales, ocurre que al momento de pasarlo sobre el paciente, éste no percibe sensación alguna, quizás un poco de calor, debido al efecto térmico que se genera. En cambio, al realizar un tratamiento de ultracavitación, se percibirá la vibración en la mano que sostiene el cabezal y el cliente puede llegar a sentir un zumbido en sus oídos (esto es debido a los 40 kHz y la potencia elevada), dependiendo del grado de audición de cada ser humano.
¿Para qué tratamientos se utiliza?
Está diseñado para combatir la celulitis y las adiposidades localizadas. Asegura tratamientos cortos, con resultados duraderos y visibles desde las primeras sesiones.
¿Las aplicaciones producen dolor?
No, son totalmente indoloras. Sus cabezales ergonómicos facilitan el deslizamiento sin provocar molestia alguna. Además, al no existir inflamación ni alteración de los tejidos circundantes, no se necesita tiempo de reposo tras el tratamiento.
Cuenta con dos cabezales: uno de 3MHz y otro de 40KHz
El de 3 Mhz. trabaja a 30 W y alcanza una profundidad de 1 a 2 cm. Recomendado para tratar piel y panículo adiposo.
El de 40 Khz. trabaja a 50 W y se utiliza en aquellos pacientes cuyos pliegues de panículo adiposo superan los 3 cm., especialmente en casos de celulitis o adiposidades localizadas.
¿Qué tiempo requieren las sesiones?
Con el cabezal de 3 Mhz hasta 3 sesiones por semana de una duración promedio de 15 minutos por zona.
Con el cabezal de 40 Khz. se recomienda 1 sesión cada 7–10 días, de duración promedio de entre 10 y 15 minutos por zona. No más de 2 regiones por sesión.

Importante:
  • Interponer entre el cabezal y la piel un medio de conducción como gel neutro.
  • Deslizar el cabezal en pequeños círculos. Cuando se aplica en zona abdominal, el mismo debe estar a 45º en relación al plano de trabajo.
  • Luego de cada sesión realizar drenaje linfático.
  • Es importante que el paciente beba abundante agua antes y después de cada sesión.
  • Utilizar terapias complementarias como radiofrecuencia.
  • Recomendar actividad física y dieta equilibrada.
  • Someter al paciente a controles periódicos.

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